Para que tu tristeza se termine,
y tu felicidad no tenga fin,
¡permite que el “ahora” en ti germine
cual delicado lirio en tu jardín!

¡Deshazte del ayer y del mañana…,
que sólo este momento es el que cuenta!:
este tenue fulgor de filigrana
que sobre el corazón se te aposenta…

¡Sal de tu mente…!, que en base a fantasías
su cárcel de creencias va tejiendo,
y adéntrate en la loca algarabía
de estar, aquí y ahora, sólo “siendo”!

¡Funde tu corazón con lo que miras!,
¡vuélvete el cielo azul de porcelana…,
el remolino aquél…que gira y gira…,
o la gota de luz en tu ventana!

Y al transformarte tú en la pincelada,
en el trazo sutil del cuadro inmenso,
¡sentirás de manera inesperada
que te has vuelto tú mismo todo el lienzo!

Y en ese estado de conciencia expandida
verás que todo se transforma en fiesta:
ir al trabajo…, preparar la comida…,
bajar al valle…, o subir la cuesta…

¡Porque “la cosa en sí” es lo trascendente…,
y cuando estás “presente” de verdad,
se vuelve ese momento, de repente,
una caricia de la eternidad!

Y al dejar que tu mundo se ilumine
con la luz de ese “ahora” danzarín,
haces que tu tristeza se termine…,
¡y tu felicidad no tenga fin…!