No te quieras marchar
sin cumplir tu misión,
pues desperdiciarás
tu actual encarnación.

No es por casualidad
el que tú estés aquí:
¡no puedes abdicar
y dejar todo así!

Si logras recordar
que quisiste venir
a asistir y a ayudar,
ya no te querrás ir.

Hoy ves sólo un borrón
de ese plan general
que tu Ser Celestial
grabó en tu corazón.

Más falta poco ya
para que puedas ver
ese rol esencial
que trajiste al nacer.

¡Tienes tanto por dar,
tanto por recibir,
tanto por explorar,
tanto por compartir!.

Más si ahora te vas
sin cumplir tu papel,
¡qué tristeza tendrás
al cambiar de nivel!.

Y querrás retornar
con secreta ilusión,
para así completar
tu truncada misión.

¡Sí…!, te cansa asistir
a la degradación
de un modo de vivir
opuesto al corazón.

Y no soportas más
tanta falta de amor,
tanta ausencia de paz,
tanta angustia y dolor.

Pero si en tu interior
vieras lo que hay en ti,
captarías mejor
el porqué estás aquí.

Con tu alta vibración
y tu energía vital,
tu participación
es del todo esencial.

Y tu colaborar
en este amanecer,
es tu forma de amar,
de sentir y de ser.

Porque el bendito don
que esparce tu farol,
es esa irradiación
que emana de tu sol.

Pero si en tu inquietud
por tomar otro tren,
ya no emites tu luz…
entonces dime, ¿quién?.

Mira, hagamos un trato:
tu irás a tu interior,
buceando a cada rato
en tu Esencia de Amor.

Procurarás captar
tu razón de venir,
lo que tienes por dar
y lo qué recibir.

Y si al cabo de un mes,
no te sientes en paz,
te juro que después
ya no insistiré más.

Pero si hallas la pura
Fuente que vive en ti,
allí tú me aseguras
¡que te quedas aquí!.

(¡Y que brillo andarín
bailará en tu mirar,
ese día en que al fin
no te quieras marchar!).