Poesía, video

La crisálida es la casa
en la que de forma pura,
la Naturaleza amasa
un milagro en miniatura.

¡No lo apures al capullo!
¡No intervengas “por si acaso”!,
que de a poco y sin barullo
va marchando paso a paso.

No es una cuestión de “suerte”:
¡lleva un tiempo madurar!,
deben sus alas ser fuertes
antes de echarse a volar.

No rasgues su exterior grueso
pensando que así lo ayudas:
¡le entorpeces el proceso
de ir cambiándose de mudas!

¿Qué justifica tu prisa
si lo que ha de ser, será?:
¿acaso empujas la brisa
que tu calor calmará?

Y su progreso es tan rico
como el mío, o como el tuyo,
por eso es que te suplico:
¡no lo apures al capullo!

Tú también vas por etapas
en tu propia evolución:
lentamente, capa a capa
elevas tu percepción.

Y mientras vas asumiendo
al Creador que siempre has sido,
de a poco te vas volviendo
el Tejedor y el Tejido.

Y es que al fin tu conclusión
sobre lo que te circunda,
es que es solo proyección
de tu conciencia profunda.

Y al comprender lo ilusorio
del parpadeo en la pantalla,
percibes lo transitorio
de este plano en el que te hallas.

Y ese inmenso “darte cuenta”,
la impulsa a tu vibración,
y allí tu Alma es quién te alienta
a un cambio de dimensión.

Y el cuerpo de Luz se eleva
mientras asciendes de octava,
¡pero claro, un tiempo lleva
activarlo a tu Merkaba!

¿O acaso “el otro capullo”
no tarda en volverse rosa?:
¡pues también lleva lo suyo
surgir como mariposa!

Pero ya abiertas tus alas
y ya dispuesto a volar,
¡nada en la Creación iguala
tu belleza singular!

Por eso enfáticamente
(y con esto ahora concluyo),
te suplico simplemente:
¡no lo apures al capullo!