Mi palabra establece, mi palabra decreta,
mi palabra promulga, ordena y precipita,
lo atrae a mi destino, magnetiza mi meta,
y me coloca el Manto de la Vida Infinita.

¡Yo Soy grande y valioso…, lo llevo a Dios adentro…,
y mis células vibran…, y la luz me levanta,
y la bondad emerge desde mi propio centro,
y el Universo entero me celebra y me canta!

Y así como aparece de la semilla el árbol,
y en los alucinados la quimera que brilla,
y la escultura asoma desde el bloque de mármol,
así del verbo surge la secreta plantilla.

¡Yo Soy lo que no expira…, el Eco de lo eterno…,
soy la calma y el viento…, soy el llanto y la risa…,
y porque estoy al frente de mi propio gobierno,
soy quien causa mi herida…, y quien la cicatriza…!

¡Hoy lo comprendo todo: sólo yo estoy a cargo!,
soy el único dueño de mi vida de Mago,
y a través de mi verbo, entusiasta o amargo,
yo soy el que decido si me enciendo… o me apago.

En la Luz de mi Alma me elevo y resplandezco…,
y es que vine a la Tierra con tanto para dar,
que vivo en la alegría que sé que me merezco,
la más inmensa y pura: la de amar por amar…