¡Luz de otro Plano…, bello y puro…,
llévame al fin…, -sin más pasado-,
hacia ese bucle del futuro
que ya es “ahora” en algún lado…!

¡Abre mis ojos a tu visión…!,
-aunque me deje loco y ciego-,
¡…y llévate mi sinrazón…!,
no te lo pido…: ¡te lo ruego!

¡Préndeme luces en lo interno…!
¡Afíname como a un violín…!,
¡y hazme danzar al son eterno
de un deslumbrado bailarín…!

¡Envuélveme, Luz de otro Plano…!
¡Aviva el fuego de un ideal…!
¡Revela en mi lo suprahumano…!
¡Conviérteme en el Santo Grial…!

¡Muéstrame el punto de convergencia
donde coexisten las realidades…,
…y en donde sólo a la inocencia
tu le revelas tus verdades…!

¡Dame un indicio…, una vislumbre,
de ese Orden claro y superior…!
¡Condúceme por esas cumbres
de la belleza y del amor…!

¡Sácame al fin de lo trillado…!
¡Pon en mi vista la locura
de aquél que marcha alucinado
tras una idea fresca y pura…!

¡Y quítame ya de una vez
de esta angostada percepción…!
¡Devuélveme mi candidez…!:
(…¿no ves que duele el corazón…?)