¡Toc…toc…! (golpean a la puerta,
-aunque se hallaba entreabierta-)
-“¡Que se anuncie, sea quien sea,
el que a mi puerta golpea!”
-“Soy un Maestro en tu vida…:
vengo a sanar tus heridas…,
a instruírte en la ternura…
la compasión…, la dulzura…
y a enseñarte a dar calor…
¿…Que quién soy…? ¡Soy el Amor!”

-“¡Me hubiese encantado verte…,
pero hoy no puedo atenderte!,
llevo una vida agitada:
¡no me da tiempo de nada!
¡Retorna en otro momento…
…y de veras que lo siento…!”

¡Toc…toc…! (a los pocos días,
¡era el Amor que volvía!)
-“Otra vez yo te visito…
¿podrás darme un momentito?”
-“¡Ay…, tú sabrás comprender…!,
¡tengo mil cosas que hacer!
No quiero ser descortés…
¡pero ven el otro mes…!”

¡Toc…toc…! (era el mes siguiente…
y el Amor, allí presente…):
-“He venido esperanzado
en que hoy me atiendas, amado…,
y si eso no puede ser…
¡no sé si podré volver…!”
-“¡Ah…cómo me gustaría
recibirte en este día…!:
pero ya sabes…las cosas
están muy dificultosas!,
y debo viajar urgente
para hablar con cierta gente…;
pero el que insiste, al fin gana…:
¡ven en algunas semanas…!

¡Toc…toc…! (justo un mes después,
alguien golpeaba otra vez)…:
-“¿Eres el Amor, de nuevo…?”
-“¡No…, no…! ¡Yo soy su relevo…!
Soy aquél que lo reemplaza:
¡me mandan cuando él fracasa…!,
cuando no le das cabida,
y lo alejas de tu vida…;
cuando niegas su ternura…,
su bondad…y su dulzura…
¡Ya no es tiempo de palabras…!,
y por más que no me abras
entraré… con mi rigor…:
¿Qué quién soy…? ¡Soy el Dolor!”