Figúrate
por un momento
una estadía
semanal,

en una isla
donde descubres
que allí el buen trato
no es lo habitual.

No hay alegría
en esa gente,
y desentonas
del todo ahí,

mientras esperas
ansiosamente
que llegue el día
de irte de allí.

“Una semana
pasa enseguida”,
piensas en medio
de esa tensión,

y una paz nueva,
desconocida,
te va diciendo
“tienes razón”,

y en la mañana
de tu partida
es una fiesta
tu corazón…

Y si en la isla
tu incertidumbre
se iba pensando
“tiene final”,

así en la vida
la pesadumbre
se va al saberte
atemporal…

Si el que te fueras
de aquél islote
ya te inundaba
de dulce paz,

del mismo modo
te saca a flote
ver que en la Tierra
todo es fugaz…

Amigo mío,
en este plano
todos estamos
de paso aquí…

y eso mitiga
tarde o temprano
cualquier agobio
que surja en ti…

En el reloj
fugacidad…,
pero en tu Alma
eternidad…