Expandir la conciencia
no es ni una ciencia…,
ni es religión…:
es traspasar el velo
que aleja al cielo
del corazón…

Es ver a Dios en todo
de un dulce modo
angelical…,
y ser esa sonrisa
que trae la brisa
primaveral…

Es derribar el muro
denso y oscuro
del desamor…,
y hacer que en cada escena
de amarga pena
brote una flor…

Es –en forma sincera-,
ver que “el afuera”
se encuentra en mí…,
y que lo eterno mora
en este ahora
y en este aquí…

Es moldear con los ojos
a nuestro antojo
la realidad,
sabiendo que el enfoque,
a lo que toque,
lo hace verdad…

Es vivir conectado…,
y en ese estado
de plenitud,
dejar que en la mirada,
brote, asombrada,
la gratitud…

Y es trascender la mente
completamente
para lograr,
que “los unos” y “otros”
se hagan “nosotros”…
¡y sólo amar…!