¿Escuchas mis aplausos, compañero de viaje?
¡Te celebro y te canto por salir de la trama
de aquellos que pretenden cargar en tu equipaje,
sus propias frustraciones… y sus pequeños dramas!

Sus manipulaciones ya no te irritan más…,
no reaccionas como antes…, con ira y desazón:
ahora sólo los miras…, apacible y en paz,
mientras adentro tuyo sonríe el corazón…

Ya no te roza el juicio de los que allí a tu lado
buscan con sus reproches el control sobre ti,
y puedes escucharlos sin sentirte afectado
mientras piensas: “¡te entiendo…!,¡yo también era así…!”.

¡Y se sorprenden, claro!, porque en sus corazones
ignoran que has salido de aquel viejo circuito
de censuras…, de quejas y recriminaciones…,
…y que hoy, a cada rato, te besa lo Infinito…!

Y es cierto que no puedes torcer sus desvaríos
cuando van destilando su ración de veneno,
porque eso forma parte de su libre albedrío…,
¡pero puedes mostrarles lo que es andar sereno!.

(Y ha de llegar el día en que habrán de decir,
al verte imperturbable, sin pena ni aflicción:
“¡entonces es posible dejar de maldecir,
y llevar una vida de paz y aceptación!”.)

Y te habrás convertido, -de una forma callada-,
en un faro de luz que en silencio ilumina…,
¡y al dejar en los otros una caricia alada,
les habrás regalado la mejor medicina…!

Y es que tus vibraciones son de un rango muy alto
pues te has empoderado con la Nueva Energía,
y una luz de otro plano te toma por asalto,
y tus átomos cantan con otra melodía…

¡Es por eso, mi amigo, que estas rimas enhebro,
para decirle a todos, mientras mi verso encauso,
que me pongo de pie…, y te honro y te celebro…,
y que brindo por ti…!: ¿¡escuchas mis aplausos…?!.