El tiempo es una ilusión,
un enfoque perceptual,
que sólo está operativo
en lo tridimensional.

«La espera se hace tediosa…,
la gente es puro lamento…,
pero la aquieto a mi mente…,
¡y es hermoso lo que siento!»

En la quinta dimensión,
otra es la matriz que aflora,
pues su patrón de energía
se cimenta en “el ahora”.

«El sol calcina la tierra…,
y el calor aprieta lento…,
pero “lo detengo al mundo”…,
¡y es hermoso lo que siento!»

Si piensas que lleva “tiempo”,
lograr “del tiempo” librarte,
te quedas preso del lapso
que tomas para alistarte.

«El trato de aquél empleado
es vulgar y desatento…,
pero suspendo los juicios…
¡y es hermoso lo que siento!»

¿cómo conseguir, -preguntas-,
ser solo “pura presencia”?.
¡llevando tu vibración
a ese estado de conciencia!

«La lluvia me está empapando…,
sopla enloquecido el viento…,
pero “me vuelvo” diluvio…,
¡y es hermoso lo que siento!»

Hay en ti un “Yo” que es libre,
y que pulsa en un nivel
donde no hay tiempo ni espacio:
¡sintonízate con él!

Cada vez que me sumerjo
en la magia del momento,
es mi alma la que dice:
“¡es hermoso lo que siento”.