Tú lo sabes bien:
posees ese poder,
el de transmutar
tu mundo particular;
usas tu intención,
y elevas tu vibración,
y al visualizar
lo que quieres ver
lo haces realidad…

Mira en tu jardín
a la rosa y al jazmín…,
cómo al perfumar…
no se esfuerzan en brillar;
simplemente son
su más alta expresión:
belleza y color…,
pura claridad…,
esencia de amor…

También
igual que en ellas ya se encuentra en ti,
la luz
que tanto vas buscando por allí…,
pero
sólo puede aflorar del corazón,
cuando
no pones en el miedo tu atención…

Cada vez que tú
te enfocas en la inquietud,
la preocupación
opaca tu vibración,
y así, sin querer,
vas armando por doquier,
tu propio complot…,
porque es a ti mismo
que te haces boicot…

Si tú
aceptas plenamente y sin dudar,
que sí,
que el aire viene a ti al respirar,
por qué
no aceptas igualmente el resplandor
de la
magnificencia que hay en tu interior…

¿Qué debe pasar…,
qué tiene que suceder
para decidirte al fin
a tu fósforo prender…?

¡Deja de dudar
y toma la decisión
-la mejor que has de tomar-,
de entrar en tu corazón!

Y al fin…,
haciéndolo a un costado a tu trajín…,
ve tras…,
el núcleo más profundo de tu paz…

Después…,
ingresa a tu santuario de una vez
y allí…,
enciende la cerilla que hay en ti…

Y al ver…,
el resplandor que emana de tu Ser,
sabrás…,
que estás hecho de luz…, ¡y alumbrarás…!