El secreto sutil de cada Mago,
-la clave que lo guía y recompensa-,
consiste pura y exclusivamente,
en prestarle atención a lo que piensa.

Como un guerrero, siempre está al acecho
de lo que cruza por su pensamiento,
y arranca cada hierba negativa,
y riega el brote del empoderamiento…

Sabe que si algo teme, eso le llega;
que si algo le preocupa, más lo atrae,
y que la duda sólo engendra duda
y de sus objetivos lo distrae…

Por eso es que a su mente la inspecciona…,
y elige con cuidado cada idea,
igual que el jardinero las semillas
para el jardín soñado que desea.

Y si de cocrear algo se trata,
el arco de su enfoque va tensando,
y sus cuadro mentales son las flechas
que al blanco imantan…, mientras van viajando…

Ha elegido no andar “vibrando bajo”
en ningún escenario o situación,
porque aprendió a salir de esa frecuencia
como se sale de una habitación.

Le basta con cambiar de pensamiento,
-algo tan simple como primordial-,
¡y es que comprende que la vida toda,
es meramente un estado mental!.

Desde ese nivel alto de conciencia,
sabe que el cambio no se da en “lo externo”,
pues solamente en uno está la llave
del paraíso… o del propio infierno…

Y si la vida suena a “lo de siempre”,
él siempre va encontrando otro costado,
porque a la vida se la ve de acuerdo
con aquello en lo que uno se ha tornado.

Por eso ya no hay sombra que lo asuste:
siente que en algún sitio de su hechura,
lleva la claridad incorporada,
igual que un faro en la costa oscura…

Y en cualquier sitio, y con cualquier gente,
cualquier actividad llevando a cabo,
se mueve en la conciencia del ahora…,
¡que ese es el tiempo en el que vive un Mago!.