Hay un saber dentro de ti
sobre otra forma de vivir…,
llena de amor…, llena de paz…,
dando tu luz a los demás…

Es un saber que en tu interior
pintó tus sueños de color,
y que te habló de libertad
y de tu esencia de bondad…

Pero este mundo utilitario con su vértigo y su afán de consumir,
te fue atrapando en la rutina de esforzarte sólo para subsistir,
y te olvidaste por completo de entregarte a tu pasión y a tu ideal,
por ir tras de lo material…

Y abandonaste lentamente la ilusión de tu quimera juvenil,
y permitiste que la hipnosis colectiva te retenga en su redil,
y en ese afán de asegurar tu subsistencia y mejorar tu posición
lo hiciste a un lado al corazón…

¿Adónde está…? ¿Dónde quedó…,
ese fulgor que a tu mirada engalanó…?,
cuando vivir era soñar
y por las noches suspirar…

¿Adónde fue ese candor,
esa inocencia de creer en el amor…?
Tú sabes bien que no murió…,
¡que solamente se durmió…!

Más llega un punto en la existencia en que te paras y contemplas hacia atrás,
y un frío extraño te recorre lentamente de manera pertinaz,
al contemplar allá muy lejos dormitando y aferrado a su virtud,
tu bello sueño de juventud…

¡Despiértalo…, despiértalo…!,
y ponlo en el mejor lugar del corazón…,
y dile que nunca jamás,
vas a vivir sin ilusión…

Dile también que ahora serás
embajador de su alegría y de su paz,
y que ya no permitirás
que se adormile nunca más…

Porque ahora al fin comprendes bien
que sin un sueño no hay razón para vivir,
y que él es quién con su visión
te lleva a tu mejor versión.

Hazle un altar lleno de luz
a esa quimera que alumbró tu juventud,
y ponte al fin con mucho amor
a hacer del mundo algo mejor.