¡Tú eres mi niño…! ¡Te quiero tanto…!
porción de mí, que renunciaste
a la conciencia de lo Divino,
desde aquel día en que encarnaste…

Mi luz es tuya, dulce amado…
y al alumbrar al que está a oscuras,
tus vibraciones precipitan
el florecer de su alma pura…

Y al enviar paz al que te agrede…,
y al tolerar lo intolerable…,
y al mantenerte equilibrado
cuando más todo está inestable…,

vas permitiendo, amado mío,
que Yo module tu canción… :
¡la del Amor…, la de la Vida…,
la del Abierto Corazón…!