¡Ah…, si mi verbo tuviera
el don de la resonancia,
y poder, -por inductancia-,
generar lo que dijera…!

Decir por ejemplo “alivio”,
y hacer que esa vibración,
al frío en tu corazón
lo transforme en algo tibio.

O que al decir “alegría”
sintieras en ese instante
que un resplandor de diamante
llena de gozo tu día.

O si la palabra fuera,
en cambio “empoderamiento”,
que un sólido sentimiento
de fe en ti mismo creciera.

¡Ah…, si mi verbo sin sombra,
guiado por el amor,
provocara en tu interior
lo que la palabra nombra.!

Y que al expresar “confianza”
te cambiase la mirada,
y surgiese, renovada,
dentro de ti la esperanza.

O al decir “eternidad”,
te supieras infinito…
porque no estás circunscripto
a un nombre, un cuerpo, una edad…

O si pronunciase “esencia”,
que instantáneamente allí
sintieses dentro de ti
tu Luminosa Presencia…

¡Qué amor sin tiempo y distancia
el que mi verbo expandiera,
si mi palabra tuviera
el don de la resonancia…!