Sonreír,
es la señal de Dios en ti,
y el Universo dice “¡sí…,
estoy contigo para siempre…!”

Y esa flor,
que alumbra desde tu interior,
va compartiendo su esplendor,
con cada uno que te encuentres…

En tu andar,
la vibración de tu sonrisa
aguarda en ti,
sumisa,
a que la saques
a brillar.

Y en verdad,
es tu derecho de existencia
andar feliz:
ello es normal,
y es habitual,
para tu Esencia.

Si tal vez,
algo en tu vida va al revés,
y en medio de tantos traspiés,
fuera difícil ir sonriente…

O quizás,
la circunstancia en la que estás,
a un gesto amargo invita más,
que a mantener un rostro alegre…

Piensa que,
nada ni nadie puede
en realidad,
hacer que tú,
te logres
sentir mal…

Eres tú,
el que la elige a tu
interpretación,
esa que eleva
o no,
tu vibración…

Siempre es
de tu incumbencia personal,
moverlo
al dial,
de tu frecuencia
espiritual…

Y elegir
que es tiempo ya de sonreír,
hace que empieces a sentir
que estás en paz con lo que eres…

Y el fulgor
de ese dorado resplandor,
se vuelve el único pintor
de todos tus amaneceres…