Estás allí, en silencio…y absorto ante lo horrendo
de esa pequeña muerte terrible y prematura:
¡no debe haber angustia, ni dolor tan tremendo,
que ver de esa manera partir a una criatura!

Y aunque tu parte humana clama por la injusticia,
tu porción ya despierta mira tras lo aparente,
y sabe que escondidas –de forma subrepticia-,
¡hay causales que a veces no logra ver la gente…!

¡Porque siempre hay razones detrás de las razones
que son inexplicables para la mente humana!,
y que sólo perciben aquellos corazones,
que hacia un Orden Mayor abrieron su ventana.

Cuando lo vemos todo con la mirada corta,
nos quedamos mirando tan sólo en el vacío…,
y perdemos de vista lo que realmente importa:
¡que cada alma opera desde el libre albedrío!

Más desde los andamios de una alta perspectiva,
podemos apreciar completo el panorama…,
y entonces comprobamos, que verlo desde arriba,
¡nos cambia de inmediato la percepción del drama!:

…se juntan los pedazos…, se ven las conexiones…,
y aparece el sentido que oculta el entramado… :
¡comprendemos entonces cuales son las lecciones…,
y de que modo afectan a los involucrados…!

…y captamos la ofrenda de amor tan increíble
que ese ser luminoso brindó con su partida:
¡en forma anticipada voló hacia lo Invisible,
para así despertar las conciencias dormidas…!

¡Y entenderlo no implica quedar indiferente!,
porque de todos modos sentirás el impacto…,
¡más esa comprensión hará que gentilmente
trates a aquellos deudos, con dulzura y con tacto…!

¡Por algo estás allí…!, y tu visión más alta,
será como un ungüento calmando cada herida…,
y pondrás en las almas lo que más hace falta:
¡ese dulce consuelo que suaviza la vida…!

Ejercer tu Maestría es eso, justamente:
llegar a los que sienten el más vivo dolor,
con tu Clara Presencia… y así, calladamente…
¡mitigar sus angustias con tu luz y tu amor…!

Más si en ese escenario, se empaña tu mirada…
y dos lágrimas tenues a tus ojos afloran…
y ruedan con su carga de tristeza guardada…,
…es porque los Maestros…a veces… ¡también lloran…!