¿No te has preguntado si lo percibido
de este mundo existe como “algo real”,
o es un holograma al que los sentidos
le dan la apariencia de “lo material”?

Cuando tú sospechas auténticamente
que lo de allí afuera solo es proyección,
y que todo se halla dentro de tu mente,
¡ya nada lo hiere a tu corazón!

Si en tu vida diaria haces el intento
de frenarlo al tiempo repentinamente,
dejando a un costado cualquier pensamiento
como si te fuese todo indiferente,

y a la vez disuelves cualquier referencia
a tu propia vida, a lo personal,
trasladando entonces tu plena conciencia
al Yo que contempla, al impersonal,

comprendes de golpe que es todo ilusorio,
las calles, las gentes a tu alrededor,
la vida, la muerte, tu propio envoltorio,
¡pues ves con los ojos de tu Observador!

Allí un desapego que no es de este plano
te va revelando que es todo irreal,
que nada es “de veras”, y que lo mundano,
es un espejismo, un cuadro mental.

Ves nítidamente que estás separado
de esas circunstancias que son pasajeras:
te vuelves un mudo testigo intocado
de las ilusiones de allí, “del afuera”.

Y oyes Lo Divino que llevas por dentro
que te va diciendo con inmenso Amor,
que es tu propia mente quién desde su centro
vierte sus creaciones hacia el exterior.

Y que el piso firme, la persona al lado,
la casa de enfrente y el ruidoso bus,
son como tú nunca los hayas mirado:
¡una telaraña de rayos de luz!

¡Luz por todas partes de un brillo increíble
donde antes veías solo densidad!:
¡lo Inmanifestado se te hace visible
con todos los tonos de la Claridad!

Y entonces te pide que te hagas consciente
de que espacio y tiempo van dentro de ti,
porque es una trampa de la propia mente
hacerte que creas que eso no es así.

Más cuando te sales de esta estratagema
que te ha hipnotizado del principio al fin,
comprendes que tú eres, detrás de ese esquema,
la Cósmica Danza y el Gran Danzarín.

Y entras al Vacío que no tiene opuesto
desde el Ser que tú eres por siempre jamás,
el que es Verdadero, el No Manifiesto,
la Esencia absoluta de la Pura Paz.

Y cuando despiertas dentro de este sueño
y entonces preguntas allí a viva voz,
¨¿¡quién ha pergeñado tamaño diseño!?¨,
sabes en el acto… ¡que te sueña Dios!