Tal vez tú que eres dado a meditar,
has llegado a pensar de esta manera:
“¡qué maravilla que sería lograr
un éxtasis igual, pero allí ¨afuera¨ !”

“Y más aún, sin cerrar los ojos,
¡pero eso es imposible, ciertamente,!
no se pueden abrir esos cerrojos,
y al mismo tiempo serenar la mente.”

¡Más yo te desafío, compañero!:
¡sí que puedes lograr la epifanía
en medio de un bullicio dominguero,
y contemplando hacia la lejanía!

Y más aún, aunque sea trabajoso,
¡la puedes obtener en movimiento!:
¿dónde está escrito que solo en reposo
se alcance dentro de uno el Firmamento?

Tal vez fue así en una energía antigua,
¡pero la de hoy es nueva de verdad!,
¿qué tal si hoy por ti mismo lo averiguas
dándole al menos una oportunidad?

¡Remueve esas creencias invisibles
que te retienen en tu parte humana!:
recuerda que lo que hoy suena a imposible,
¡será normal el día de mañana!

¡Arrójalo a un costado al “no se puede”,
y ve tras de esa Luz de oro y rubí,
que cuanto más la ansías, ¡más la accedes!,
pues lo que buscas, ¡también te busca a ti!

Y un día me dirás: “¡Tenías razón…!,
me llevó un tiempo…, ¡pero sí, es cierto!:
hoy puedo estar en alta vibración,
aún manteniendo los ojos abiertos.”

“Incluso al ir andando por la acera
y estar sobrepasando a otro peatón,
mi vibración no se desacelera:
¡sigo resplandeciendo aún en la acción!”

“¡Y qué belleza cuando manifiesto
en cualquier ocasión lo Más Bendito,
pues siento que lo llevo ¨al Cielo puesto¨
y que dentro de mi va Lo Infinito!”

(Y si preguntas por mi recompensa
por haberlo ganado al desafío,
yo te diría que es la dicha inmensa
de que se expandan tu fulgor y el mío…)