¿Qué miras, mujer…, qué miras…,
por detrás de la ventana…,
que te agitas y suspiras…,
tan preciosa…y tan lejana…?

¿Adónde, mujer…, adónde
se van tus ojos de miel,
navegando el horizonte
como barcos de papel…?

¿Qué intuyes, mujer…, qué intuyes
con sutil delicadeza…,
que de esa manera huyes…
sin moverte de tu pieza…?

¿Qué parte, mujer…, qué parte
de tu ser dejas aquí,
cuando viajas a buscarte
muy en el fondo de ti…?

¿Qué escribes, mujer…, qué escribes
con la tinta de tu llanto…?
¿Tal vez la pena que vives
por haber amado tanto…?

¿Qué espías, mujer…, que espías,
fatigada de coser…?
¿Quizás la vida que ansías…,
y que ya no podrá ser…?

¿Qué hilas, mujer, qué hilas…?
¿Un cordel para escapar,
-mientras están tus pupilas
a punto de lagrimear…-?

¿Qué sueñas, mujer…, qué sueñas
con tan luminoso afán…?
¿ Tal vez con horas risueñas
que ya nunca volverán…?

¿Qué piensas, mujer, qué piensas
que te has quedado perpleja…?
¿Quizás que la vida es densa…,
y que es dura…y es compleja…?

¿Acaso, mujer, acaso,
aún no sales de tu asombro
de cargar un niño en brazos…,
y el mundo sobre tus hombros…?

Yo sé, mujer, que te pesa
una marchita ilusión,
y que una antigua tristeza
deambula en tu corazón…

Y sé también que mereces
estar en un pedestal…:
¡ángel de luz… que te meces
por encima de lo dual!

¡Por eso, con un conjuro,
quiero borrar tu dolor!,
¡que todo se vuelve oscuro
cuando nos falta tu amor…!