Ama…
a cada ser que encuentras en tu senda…,
ve lo Divino que reside en él,
sin importar el credo que lo sustenta,
ni la coloratura de su piel…

Ama…
incluso al que contigo está enojado…,
incluso al que por nada se fastidia…,
incluso al que de ti se haya burlado…,
¡porque sabes que él es también “familia”!

Ama…
sin reaccionar a la provocación…,
sin que nada te saque de tu eje,
y sin temores ni preocupación,
¡porque tú sabes que el Amor protege!

Ama…
llevando luz allí donde está oscuro:
la luz de tu ternura, de tu paciencia,
esa que tira abajo cualquier muro,
¡porque proviene de la Pura Esencia!

Ama…
¡al punto que sea hermoso estar contigo
por la dulce energía que vas dejando!,
y porque te comportas como ese amigo
que pasa por la Vida reconfortando…

Ama…
como si todos fuesen hijos tuyos…,
ama calladamente, sin frenesí,
de manera serena, sin barullo…,
¡como Dios te ama a ti!.