¡Úsame, Padre-Madre…, en lo que Tú dispongas…!
¡Déjame que le sirva de algún modo a Tu Juego!,
que cualquiera sea el sitio en el que Tú me pongas,
en forma diligente lo haré a un costado al ego…

¡Haz de mí, Padre-Madre, una caña ahuecada
por la que se deslice tu Música Preciosa…!:
si lo quieres, soy río…, si lo quieres, cascada,
simple brizna de hierba… o capullo de rosa…

¡Úsame, Padre-Madre, en lo que más prefieras!:
(¿te sirvo siendo brisa…?, ¿te sirvo siendo viento…?),
que cualquiera sea el puesto en el que me pusieras,
prometo, Padre-Madre, ser tu fiel instrumento.

Servirte es el anhelo que me impulsa y me mueve,
cualquiera que sea el tiempo o el lugar en que estoy;
¡mi voluntad es tuya en esta vida breve!:
si lo quieres, me quedo…, si lo quieres, me voy…

(Y aunque yo no la busque, llega la recompensa,
cuando muy suavemente tocas mi corazón…,
y abrazo las estrellas…, y mi dicha es inmensa…,
porque escucho en el alma tu Divina Canción…)