Si te sientes como yendo a ningún lado…,
inmóvil hace siglos…, detenido…,
o girando en un círculo alocado
que pareciera no tener sentido…;

…y el agobio te abruma…y se repite
con un lento girar oscuro y rancio…,
y no encuentras refugio ni escondite
en el que descansar de ese cansancio…,

¡…es porque estás saliendo de la rueda
de una forma de ser que se desarma…!,
y entre lo que se marcha…y que se queda…,
¡ya vas dejando atrás tu antiguo karma!

Y en el proceso de limpiarte tanto,
suben a tu conciencia los reflejos
de inmemoriales penas…y de llantos…:
¡capas y capas de dolores viejos!

¡Porque esa es la consigna de la hora!:
llevarle luz a tus porciones densas…,
y sin apuro…, pero sin demora…,
disolver tus corazas y defensas…

Y tienes a tu alcance un “limpiador”,
que no es insuficiente…ni es exiguo…:
¡se trata, compañero del Amor…,
para integrar por fin, tu ser antiguo!

Amar…, lo que en ti más queda de oscuro…,
acariciar las sombras del ayer…,
y alumbrar plenamente el viejo muro
tras el que se ocultó tu padecer…

Y al permitir que fluya tu ternura
sobre la herida de tu corazón,
empezará a brotar…, serena y pura…,
¡la cascada de luz de tu Canción…!