– “Me pregunto por qué se hace tan difícil y pesado,
tan áspero y fatigoso tratar ¨con quién tú ya sabes¨…,
con esa manera suya de vivir malhumorado,
siempre serio…, siempre hosco…, siempre con semblante grave…”

– No pierdas de vista, amigo, que tu pensamiento “crea”,
y al pensar así de él, lo sujetas a esa vía:
de un modo inconsciente “esperas” que se acomode a tu idea,
y “al esperarlo”, ¡sucede!…, pues recibes lo que envías…

¿Sabes algo, compañero…?, ¡y fíjate qué curioso!:
conmigo siempre se porta de un modo grato y amable;
en su manera de ser es gentil y es amistoso,
y hasta en su estilo de hablar inclusive es agradable.

Y es que de una u otra forma, el mundo es siempre un espejo,
y en su rol de reflejar, no es ni agradable, ni cruel…:
se limita simplemente a devolverte el reflejo,
de lo que tú, amigo mío, has proyectado sobre él.

Si te concentras en “eso” que del otro te disgusta,
“eso” que quieres que cambie pues te resulta ofensivo,
y te enfocas todo el tiempo en lo que “a ti” no te gusta…,
¡pues entonces lo acentúas…!: ¡tu pensamiento es creativo!.

– “¿Pero acaso estás diciendo que yo “invento” lo que veo?
¿Que lo que siento al tratarlo es sólo imaginación?
¿Que a su carácter huraño soy yo mismo el que lo creo,
porque él en sí no es ni hosco, ni antipático o gruñón…?!”

– ¡No digo eso!: su carácter, ¡claro que era “preexistente”!:
ya “estaba allí” cuando tú lo notaste con disgusto,
pero de tanto enfocarlo con desagrado en tu mente,
por la Ley de la Atracción…, ¡lo volviste más robusto!

La vida siempre, mi amigo, se ajusta a tu expectativa,
y magnifica “allí afuera” lo que está en tu pensamiento;
por eso, si es que deseas que cambie tu perspectiva,
te suplico, compañero: ¡intenta este experimento!

Cada vez que se te ocurra pensar en esta persona,
haz que en cada fotograma que pase por tu cabeza,
“veas” solamente de ella lo que mejor te impresiona,
los costados admirables que hay en su naturaleza…

Enfócate únicamente en esas nobles facetas,
¡todos tenemos aspectos dignos de ser apreciados!:
tal vez su misericordia…, o su amor por el planeta…,
o su trato con los niños…, o su ayuda a los lisiados…

Asegúrate de verla brillando en el Universo,
-¡una pieza indispensable en el Esquema de Dios!-,
y en el cuántico tejido en el que estamos inmersos,
estarás plasmando un lazo de hermandad entre los dos.

Hazlo una vez…, y otra vez…, de manera repetida,
y verás que el escenario cambiará mágicamente,
pues será “otra realidad” la que te muestre la vida,
¡y te habrás vuelto, mi amigo, un sutil “Creador Consciente”!.