Un
nubarrón
ha llegado a ti
con su desazón…

Y hoy
el matiz
que lo tiñe todo
es de un denso gris…

Pero ello sólo es
apenas la ilusión
de un mundo que se va,
ya agotada
su función.

Si
algo de él
aún tira de ti
como de un cordel,
y
al mirar
lo que no ha de ser
quisieras llorar…,

recuerda, amigo al fin,
que tras cada dolor,
florece en tu jardín
una nueva y
bella flor.

Porque cuando aceptas cada trago amargo que llega hasta ti,
y al duro escenario que se te presenta le dices que sí,
y no hay resistencias de ninguna clase en tu corazón,
se abren suavemente los portales de oro de tu evolución.

Y sientes entonces que ya en tu existencia no tiene poder,
esa aguja loca que te va marcando dolor o placer,
y al ver por encima de los avatares de la vida dual,
percibe tu alma que desde otro plano llega una señal.

Y en ese momento sabes dentro tuyo en un santiamén,
con una certeza que no deja dudas, que todo está bien:
pase lo que pase te sientes colmado de paz y quietud,
y surge en tus ojos un inconfundible destello de luz…