Shhhhh…, no hables, amigo…, ya no digas nada…,
déjate guiar sólo por mi voz…,
siente…, sólo siente, mi buen camarada…,
vuelve a ser quién eres…: un trozo de Dios…

Sólo hazte a un costado…, permite que ocurra
la magia callada de sentirte en paz…,
deja que te lleve mi voz que susurra:
sólo eso hace falta…, eso…, nada más…

Vuelve al equilibro…, aquí…, en este instante…;
no hay ningún problema…, nada que sanar…;
lo que hay allí afuera…, son sólo contrastes
que has ido creando…, sólo por jugar…

¡Es todo tan simple, fácil y sencillo
en la obra de teatro que montaste aquí!:
solamente debes recobrar el brillo
del momento puro que llega hasta ti…

Y ahora…, aquí mismo…, detienes el juego…,
y vas liberando lo que una vez fue…,
-comedias y dramas…, temores y apegos…-,
¡cual si te quitaras un viejo corsé…!

Y te quedas quieto…ante lo Infinito…,
de vuelta en tu estado natural de ser…,
¡navegante absorto de un libro no escrito…,
sin ningún mañana…, sin ningún ayer…!

Dejas que te inunde la suave confianza
de aquél que ya sabe que todo está bien…
¿Sientes como surge…y como se afianza…,
esa remembranza del lejano Edén…?

¿Percibes la dicha de saberte eterno…?
¿Sientes como vibra tu Ser inmortal…?
¿Oyes los susurros que desde lo interno,
te hablan con reflejos de oro y de cristal…?

Shhhhh…, no hables ahora…, no me digas nada…:
sigue relajado…, sereno…y en calma…;
deja que te llegue mi voz sosegada…,
¡y que este masaje te acaricie el alma…!