-Dime, muchacho adusto, de mirada tan dura,
y de ceño fruncido…, y andar desencajado…,
que lo ennegreces todo con tu visión oscura… :
¿quién eres…?, ¿dónde vives…?, ¿y qué nombre te han dado…?

-“Yo soy ese que sufre con los males del mundo,
pues no logro entender el actuar de la gente,
persistiendo en su error, cada vez más profundo… :
…me llamo Descreimiento… ¡y vivo allí en tu mente!”

-Dime, dulce pequeña, colorida y preciosa,
que juegas…y que cantas…y que ríes…y amas…,
y que vas por las sendas desparramando rosas… :
¿quién eres…?, ¿dónde vives…?, y al fin…¿cómo te llamas…?

-“Yo soy la que se alegra con cada despertar,
pues contemplo la vida con amor y confianza…;
¡sé que lo más hermoso aún está por llegar…! :
…vivo en tu corazón… ¡y me llamo Esperanza!”

-Y tu, barbado anciano, de caminar cansino,
que en tus ojos reflejas todo el saber del hombre,
y ese conocimiento que sólo da el camino… :
¿quién eres…?, ¿dónde vives…?, ¡quiero saber tu nombre…!

-“Yo vi todas las aguas pasar bajo los puentes:
…las alegres…las tristes…, tumultuosas…o en calma…,
y sé que todo un día se va con la corriente… :
…me llamo Comprensión… ¡y vivo allí en tu alma…!”