¿Sabías acaso, compañero,
que en cada circo se practica
encadenar al elefante,
desde pequeño, a una estaquita?

Y el pequeñito paquidermo,
de esa manera aprisionado,
por más que tire no consigue
poder zafar de su candado.

Y pasa el tiempo…, y va creciendo,
¡tan gigantesco, tan grandioso,
descomunal en su tamaño,
tan imponente y poderoso!

Más se lo sigue reteniendo
de igual manera de por vida,
¡porque en su mente de elefante,
no puede con esa estaquita!,

Del mismo modo, compañero,
esos grilletes que te frenan
con sus programas limitantes…,
¡son “estaquitas” obsoletas!

No tienen base ni sustancia,
ni son reales por sí mismos:
apenas son “cartón pintado”,
¡evanescentes espejismos!

¡Fuerza esos límites, mi amigo!
¡Ve más allá de tus barreras!
¡Torna posible lo imposible,
dejando atrás tus anteojeras!

Si por ejemplo, en un encuentro,
alguien no fue amable contigo,
¡salte del surco previsible
de propinarle igual castigo!

Y en vez de hacer lo que haces siempre,
por automático y usual,
¡hazlo de un modo diferente,
y no devuelvas “mal con mal”!

¡Contémplalo en su esencia pura,
-la luz detrás de su ropaje-,
y abrázalo en tu pensamiento,
porque es tu hermano en este viaje!

O, si por caso, la desgracia
se ha aposentado en tu camino,
¡recíbela de otra manera!;
¡fuerza tus límites, mi amigo!

¡No te resistas a su danza!:
contémplala serenamente…,
que en la escalera de tus vidas,
¡es experiencia, simplemente!

O si te sientes “poca cosa”…,
en desventaja, o inferior…,
asume entonces tu grandeza:
¡llevas a Dios en tu interior…!

¡Sal de lo viejo y conocido,
de lo trillado y habitual,
y usa las nuevas herramientas
de tu fantástico arsenal!

¡Y deja atrás tu ser antiguo:
pon en tu vida la frescura
del que supera sus barreras
con un destello de locura!

¡Piensa por fin en lo impensable!
¡Busca el eterno desafío!
¡Ve más allá de tu mirada!
¡Fuerza tus límites, mi amigo!

Y cuando lo hagas, compañero
comprobarás nítidamente,
que esos grilletes limitantes…
¡sólo se hallaban en tu mente!