Volverte un ser elevado
exige en todo momento,
que constantemente tú
elijas tus pensamientos.

Si ellos llegan cuando quieren
al recinto de tu mente
sin haber sido llamados,
y se quedan simplemente,

entonces resulta claro,
para bien o para mal,
que no eres tú quien gobierna
tu territorio mental.

En tal caso, necesitas
que alguien te toque en el hombro,
y que en forma reiterada
te saque de tus escombros.

Alguien que vaya a tu lado
y te viva preguntando:
“esto que piensas ahora…,
¿lo quieres seguir pensando?”

Pero como no es posible
encontrar tal ayudante,
un recurso tecnológico
puede sacarte adelante.

Instala una aplicación
en tu propio celular,
que haga sonar un pitido
de manera regular.

Las que son de entrenamiento
se bajan gratuitamente,
son muy fáciles de usar
y son útiles realmente.

Y les puedes programar
sus respectivos inicios:
cuando comienza el reposo,
y comienza el ejercicio.

Suponte que le programas
un formato repetido,
que hace, cada diez minutos,
sonar un nuevo pitido.

Y así, ante cada alarma
tú te haces consciente allí,
de si aquello que pensabas
te estaba pensando a ti.

Y si ese fuese el caso
reemplazas tal pensamiento,
por uno bello, elevado,
que elijas en el momento.

De esa manera sencilla,
sin pausas, continuamente,
a lo largo de tu día,
te adueñarás de tu mente.

Y de a poco, suavemente,
esta actitud repetida
de ir pensando en positivo,
¡te irá cambiando la vida!

Porque tú ya sabes bien
que cada cuadro mental,
tiende a materializarse
en tu escenario habitual.

Pues a cada idea-semilla
la energizas con tu enfoque,
primero en un plano etéreo,
hasta el día en que “la toques”.

Y entenderás lo importante
de adónde tu atención posas,
al notar que en cierta forma,
¡los pensamientos son “cosas”!

Y en la medida en que avances
aún más en tu cometido,
sentirás que gradualmente
“te anticipas” al pitido.

Y llegará ese momento
en que te digas radiante:
“¡ahora mando en mi cabeza…,
sin precisar de ayudantes!”