¡Disfruta, amigo, de aquellas cosas
(gentes, tareas o circunstancias),
que habitualmente te desagradan
o te generan disonancias!:

¿el compañero denso y pesado…?,
¿la vida diaria con su rutina…?,
¿pagar impuestos…, pasear al perro…,
o las tareas de la oficina…?

¡Puedes hallar, en medio de eso
que tanto cuesta sobrellevar,
un suave gozo…, un tenue encanto…,
un regocijo particular…!

¿Parece loco, parece necio,
o alguna idea nigromántica?,
¡y sin embargo esa es la clave
para tu nueva vida cuántica!

Y no se trata de “convencerse”,
o de actitudes extravagantes…,
se trata de algo sereno y bello…:
¡abrir las hebras del instante!

Cuando penetras en “el ahora”,
-sea lo que sea que estés viviendo-,
haces a un lado la periferia
y eres consciente del “estar siendo”…

Te abres al flujo de ese momento,
en forma entera, completamente,
¡y ya no importa lo de allí afuera
cuando consigues “estar presente”!

¡Sientes la Vida…, sólo la Vida!,
sin preconcepto…, sin juicio alguno,
sin requisitos ni expectativas…,
¡y con la Vida te vuelves uno!

Todo de pronto resulta bello
ante esa forma de percepción,
¡y cada trazo vale la pena
porque es un trazo de la Creación!

Has conseguido rozar el núcleo,
el hilo vivo del entramado,
¡y es transparente… y es exquisita
la sensación de “haber llegado”…!

Y entonces hagas lo que hagas,
y estés, amigo, con quien estés,
y te suceda lo que suceda…,
¡ya no te llega su “pesadez”!

¡Descubrirás alborozado
que cualquier sitio es “él” lugar…,
cualquier tarea es “la” tarea…,
y cualquier plato es “él” manjar!,

cualquier persona, es “la” persona…,
cualquier labor es “la” labor…,
¡porque habrás hecho del momento,
un escenario superior!