Diez minutos de azul…, flotar desapegados
por las ondas de un claro firmamento interior,
sintiendo que no existen futuro ni pasado
en la red cristalina de un orden superior.
Diez minutos de azul…, y la aflicción se esfuma:
¡no caben los agobios en ese cielo añil!,
de la misma manera que no cabe la bruma
cuando el sol desparrama sus oros en abril.
Diez minutos de azul…, eso ya es suficiente
para sentir de pronto que todo marcha bien,
y aunque estemos varados, sabemos ciertamente
que cualquier tren que llegue, es el exacto tren.
Diez minutos de azul…, y la confianza es plena:
confianza en uno mismo…, confianza en los demás…,
confianza en la certeza de que la vida es buena,
y es dulce la cadencia de su eterno compás.
Diez minutos de azul…, y un vientecillo leve
aviva una llamita en nuestro corazón,
y allí nos damos cuenta de que este paso breve,
es tan sólo una mezcla de ensueño y de ficción.
Diez minutos de azul… y sentimos muy hondo
que este venir e irnos en un traje carnal,
es nada más que un juego de girar en redondo,
pues somos “para siempre”…, ¡no tenemos final!
¡Vamos, mi buen amigo…, ascendamos con prisa
por entre los andamios del vaporoso tul!:
después de tantas vidas de andar por la cornisa,
¡todos nos merecemos… diez minutos de azul!
Que hermoso es sentirse vivo y más con esos “ diez minutos de azul” descubres otra realidad que te saca del error en que vives y te lleva a movilizar el potencial interior de energía, sabiduría y amor … y entonces comienzas a sintonizar con la danza de la vida….. gracias por todo por estar ahí con tu luz alumbrando siempre … abrazos de Matlde…
¡Brindo por tu sintonía con «la danza de la vida», querida Mati!
¡Y que ese baile saque a relucir cada día, todo tu potencial de «energía, sabiduría y amor»!
Gracias por tu Claridad, compañera de viaje!
Abrazo grande!