Imagina conmigo por un instante,
que alguien –buscando acaso que descarríes-,
te acusa de mil cosas delirantes…,
¡y tu sonríes!

Y que él prosigue en su afanoso intento
de hacer que de tu calma te desvíes…,
pero en lugar de reaccionar violento…,
¡sólo sonríes!

Tal vez por un momento, un viejo miedo,
quiera insinuarte que ya no confíes…,
pero tu más insistes con tu Credo…
¡y más sonríes!

Y como estamos todos conectados,
al captar la ternura que le envíes,
quizás se sentirá desorientado…
…mientras sonríes!

¡La conciencia de amor todo lo puede…:
inunda el aire de trinos y alhelíes…,
y aroma el corazón de quien te agrede…
cuando sonríes…!

(No hay coraza de luz más poderosa,
ni prédica que impacte con más prisa,
ni ofrenda más sutil y más hermosa…
¡…que tu sonrisa!)