“- ¡¿Cómo pudo hacerme esto…a mí…que le di tanto…,
si hasta le abrí mi casa…, le abrí mi corazón…,
y le puse la oreja en su hora de quebranto,
para aliviar su pena…su enorme desazón…?!

¡¿- Cómo pudo hacerme esto…, yo…que le aguanté todo…,
que soporté sus quejas…y sus cambios de humor…,
que ante cada problema lo ayudé codo a codo,
dando una muestra clara de respeto y amor…?!”

¡Ah…compañero mío…hermano del camino :
tal vez has olvidado que en esta inmensa trama,
todos vamos cargando la cruz de nuestro sino…
a la vez que escribimos el guión de nuestro drama…!

Ese que te lastima…es tan solo un hermano,
que transita a su modo, su propia diagonal,
“robando” la energía de aquel que tiene a mano… :
¡no lo tomes entonces como “algo personal” !

¡Y no “salves” a nadie…! ¡Nadie lo necesita…!;
los dramas de los otros no tienen que rozarte… :
todo sigue un diseño de finura exquisita,
que no te obliga nunca ni a ser juez…ni a ser parte…

Cada vez que en la senda alguien nos decepciona,
siempre surge el enojo como primer reacción…,
y entonces olvidamos que solo se reacciona,
ante aquello que “encaja” con nuestra vibración…

Cuando eleves, amigo, tu energía de a poco,
llegarás a un espacio de simplemente ser…,
y aquello que hoy te irrita, se saldrá de tu foco…
¡porque en ti no habrá nada que lo pueda atraer…!

Y te irás conectando con esa Fuente hermosa
que cobija tus dones…tu talento especial… :
¡ellos irán surgiendo de forma rumorosa…
como brotan las aguas de cualquier manantial…!

¡Y serán esas aguas las que más hacen falta…!,
las que a todos nos unen en amorosa red… :
las aguas cristalina de la bondad más alta…
¡las únicas que calman la verdadera sed…!