-Divino…( aquí va el nombre de tu maestro preferido: Jesús, Sai
Baba, Mahoma, Yogananda, Babaji, el que sea)….
déjame besar tus pies de luz, por favor, sublime maestro…y ahora te
suplico me confieras el séptimo atributo del amor incondicional: la bondad infinita.

-Sí, querido hijo de luz que te llamas… (aquí va tu nombre)… en esta
vida: nuestro divino Padre te obsequia, por mi intermedio, la gracia
del séptimo atributo del amor incondicional: la infinita bondad .

Siente el poderoso rayo de luz que brota de mis manos y de mi pecho y
se dirige al centro de tu segundo corazón, y activa en él la sagrada vibración de la bondad infinita…

Siente cómo esta sublime energía se activa y se derrama por todo tu ser…

Siente la fuerza, la belleza y el poder de la infinita bondad…de esta generosidad ilimitada que todo lo entrega…que todo lo concede…que todo lo da…porque sí…incondicionalmente…sin esperar nada…sin exigir nada…sin desear nada a cambio…

Siente la alegría, la plenitud y la gloria de brindarte por entero a los demás…en estado de aceptación absoluta…con calidez y dulzura…viendo sólo la luz en el interior de cada corazón…

Siente el regocijo de abrazarlos con el pensamiento, y envolverlos en esta poderosa energía de la bondad infinita, en esta faceta sublime del amor incondicional…

Yo decreto, querido hijo de luz que te llamas… (tu nombre)…en esta
vida, por el amor infinito que el padre te tiene, que el espíritu de la bondad infinita impregne todo tu ser…todo tu ser…todo tu ser…absoluta, total, completamente…absoluta, total, completamente…absoluta, total, completamente. ..aquí, ahora y para siempre…aquí, ahora y
para siempre…aquí, ahora y para siempre…y así es…así es…así es…

FIN