Afloja el cuerpo…,
calma la mente…,
respira hondo…
¡y sólo siente…!:

…siente esa luz
de gran belleza
que se halla encima
de tu cabeza…

¡Es tu precioso
Yo Superior…:
la imagen pura
del puro Amor…!

Haz que descienda
al inspirar…,
y que se expanda
al exhalar…

Mientras absorbes
sus vibraciones,
se sutilizan
tus emociones…

Con cada oleada
de su energía,
te vas llenando
de algarabía…,

y ebrio de gozo
tu corazón,
¡es un diamante
en expansión!

¡Y no te asombres
si lentamente,
te vas sintiendo
luminiscente…!

¡Es tu estructura
molecular
que ha comenzado
a destellar…!

Se han activado
tus electrones,
acelerando
sus rotaciones…

Con tu ADN
resplandeciendo,
¡tu ser entero
se va encendiendo!,

y es tan preciosa
la luz aquella,
que hace que brilles
como una estrella…

En ese espacio
de inmensa calma,
¡te vuelves uno
con tu alma!,

…mientras escuchas
la llamada
de tu conciencia
iluminada…

Ella te dice
-desde lo interno-,
muy dulcemente,
que eres eterno…

…y que no existe
en ninguna parte,
¡nada que pueda
lastimarte!

Que en el Gran Cuadro
todo es perfecto:
que no hay fracasos…,
y no hay defectos…

Que todo gira
sobre el Amor…,
¡y que eres parte
del Creador!

Y que ya es hora,
en tu destino,
¡de que te asumas
como Divino!

(Y no hay en esto
ni misticismo,
ni sugestiones,
ni esoterismo:

sencillamente,
mi buen amigo,
¡sólo se trata
de tú…, Contigo…!