Imagina un disparate…, y piensa por un momento
con certeza abrumadora y completa convicción,
que eres total y absoluto amo de tus pensamientos,
no importa la circunstancia, no importa la situación…

Prosigue en “tu disparate”, con tu visión expandida:
tus ojos llevan ahora un filtro superador,
y te ves en los distintos escenarios de tu vida,
eligiendo en cada caso la interpretación mejor.

Escoger continuamente la apreciación favorable,
genera que el regocijo se de por añadidura,
¡como si llevaras puestos unos lentes formidables
que solo muestran lo bello de cada cosa y criatura!.

Ya nada puede afectarte de algún modo negativo:
has dejado de enfocarte en eso “que veías mal”,
y empiezas a darte cuenta de que “todo es relativo”,
y que la vida, en esencia, ¡es un estado mental!.

Y tu película cambia, y ese cambio en ti se asienta,
y la transforma del todo a tu antigua percepción,
y de una hermosa manera que te empodera y te alienta,
comienzas a ver el mundo con una nueva visión.

Y allí estás…, “disparateando” sin obstáculos ni trabas:
donde controlabas todo, ahora sueltas el control,
contemplas solo lo bueno de quien antes criticabas,
y donde antes veías nubes, ahora dibujas un sol.

Pasas por alto al instante pequeñeces y torpezas,
y descubres la grandeza que se esconde en cada ser,
y lo que es más importante, ¡hallas tu propia grandeza
al descubrir el tesoro de tu increíble poder!

¡Vamos, amigo, animate…,
y no será un disparate…!