A ti…, que tanto ansiabas acumular vivencias…,
¡te celebro y te canto al verte en cada abismo!:
¡eres un Alma Grande que eligió la experiencia
de llegar hasta el fondo más hondo de si mismo!

¡Por eso estás teniendo una vida difícil…!:
porque antes de ingresar en esta encarnadura,
al firmar tu contrato, sin dudarlo dijiste:
“¡quiero que sea ésta mi existencia más dura!”.

Y mientras contemplabas la variedad de opciones:
“una salud endeble”…, “un oscuro libreto”…,
“vivir en la pobreza”…, “sufrir de ¨mal de amores ¨ ”…,
te seguías repitiendo: “¡venga el menú completo!”.

Y ese “menú completo” se te está desplegando,
y sólo la templanza utilizas como arma,
sabiendo que en la brega que te hallas soportando,
quemas cada vez más de tus antiguos karmas.

Y mientras la cadena de tus padecimientos
te acerca poco a poco hacia tu “Yo Testigo”,
una mano invisible va uniendo los eventos
para que no te olvides tu propósito, amigo…

Y hoy, tras de cada angustia que te causa la vida,
después de cada pena que te inflige la gente,
hay “algo” en ti que dice, mientras miras tu herida,
“¡lección asimilada: que pase la siguiente!”.

Incluso sé que a veces dices mirando al cielo,
-como si “alguien” arriba te estuviera escuchando-:
“a menudo me olvido que elegí todo esto…,
pero a pesar de todo…, saben?… ¡lo estoy logrando!”.

Y desde “el Otro Lado”, los Ángeles aplauden
tu decisión de ir detrás de lo que importa…:
admiran tu actitud de perpetuo estudiante,
que de todo te instruyes…, y todo lo soportas…

¡Y es tan noble tu sed de beberte la vida
para aprender en una, lo que a otros lleva diez,
que por eso, Alma Grande, audaz y decidida,
te celebro y te canto… y te lavo los pies…!